Este post no tratará de forma exclusiva temas de las pruebas físicas para la oposición a Policía Nacional, aunque sirve total y absolutamente para nutrir a todos mis seguidores en el plano motivacional y abstracto. Quisiera que estas palabras tuviesen un valor tal para todo el que las lea, que provoque o remueva sentimientos dentro de sí que le lleven a la acción y al desempeño del trabajo necesario para conseguir cualquier meta u objetivo en la vida.
Un entrenador realizado…(que no producto acabado) es el sentimiento de la persona que escribe estas letras, y que ya lleva sintiéndose tal cual desde hace unos años a esta parte con todas las alegrías y momentos recopilados de todos y cada uno de los grupos de personas que depositan su confianza en la parte de «diseño» de sus entrenamientos, ya sean opositores o altetas (para el caso es lo mismo, cumplir los sueños).
Sin embargo, y como he dicho, hoy me vais a permitir hablar exclusivamente de una experiencia vivida hace pocos días dentro del deporte que amo, el atletismo.
El pasado fin de semana, los días 16, 17 y 18 de Febrero de 2018, tuvo lugar la mayor fiesta del atletismo nacional; el Campeonato de España Absoluto donde se concentraron los mejores atletas españoles del momento para disputarse las medallas algunos, mientras que para otros la competición sirvió para superarse a sí mismos (para mi es exactamente lo mismo).
Dentro de lo que a mi responsabilidad como entrenador se refiere, venía acompañando a tres de mis atletas, tres muchachos que representan la gran calidad de integrantes del núcleo de entrenamiento «Fuertes y Rápidos», y que se presentaban en Valencia con ganas de hacer valer y demostrar qué clase de atletas pertenecen a este grupo, luchando por los puestos más soñados por cualquier deportista. Cada uno de ellos se acercaban al gran acontecimiento con sus dudas, pretensiones, anhelos, motivaciones y circunstancias vividas, que mezcladas con la gran ilusión de su entrenador por verles disfrutar de la competición pasase lo que pasase; resultó al final en haber vivido un fin de semana imposible de olvidar.
Carlos Bailón, Daniel Rodríguez y Arian Olmos Téllez, junto con todos sus compañeros de entrenamiento en la distancia, fueron los responsables de que este entrenador se diese cuenta de que los jóvenes no están tan perdidos como muchas veces pensamos, y que pretender influir positivamente en los demás como entrenador y como ser humano se ha convertido en uno de los mayores objetivos a alcanzar, un motivo para vivir aún más intensamente.
Un sexto puesto a nivel de semifinales en 60 metros lisos, una medalla de plata en 200 metros lisos y un oro en 60 metros lisos, fue lo que simplemente materializó el gran valor de este equipo de personas y puso la guinda y el punto y aparte de la historia que seguiremos escribiendo juntos. Pero insisto, el roce diario y los momentos compartidos trabajando duro durante estos meses (y para la mayoría, años), son aún más importantes y valorables que las propias medallas o resultados, porque (y aun a riesgo de parafreasear) no olvidemos que el proceso es el que nos los ofrece.
Son palabras de orgullo, de alegría, de felicidad y sobre todo de sentirse mucho más responsable ante ellos; ante la necesidad de renovarse continuamente y pensar con mucho cuidado los planes de acción a realizar. Y cuando me refería a la obtención de resultados, por supuesto estaba incluyendo en mis pensamientos cualquiera que esté relacionado con superarse a sí mismo, para lo cual debería existir también una medalla; de esto saben y mucho, todos los compañeros de «Fuertes y Rápidos».
Terminar esta reflexión es difícil, pues una vez comenzado el dictado mental uno vislumbra más y más palabras para plasmar en el «papel»; sin embargo todas confluyen y desembocan en un mismo sentimiento, en un similar aviso: «el profundo agradecimiento por depositar vuestra confianza en mí y determinación y promesa de cumplir con mi palabra de cuidar todos y cada uno de los pasos que proponga dar para seguir creciendo como atletas, seres humanos y equipo de valor».
Gracias y… nos vemos siempre en las pistas.
Un entrenador agradecido